Mucho se habla sobre el perdón y el perdonar.
A mi es un concepto que me maravilla y espanta. Desde pequeña.
Por aquellos días el perdón que estaba de moda (llevaba así unos cuantos siglos ya) era el perdón moral o religioso: Hay que perdonar a los que te lastiman, y cosas por el vetusto estilo.
La religión nunca ha sido lo mío. A catecismo conseguí ir solo un curso (primera batalla importante ganada a los 7 años). Era obligatorio ir dos para hacer la comunión, cosa que no quería, no me gustó un pelo y que ha hecho que mi pobre madre se haya arrepentido toda la vida.
Perdona a los demás, perdona a tus iguales, el perdón te hará libre…
¿Peeerdooonaaaa?
Yo YA nací libre.
Ahora se lleva otro perdón. El que yo llamo perdón de diván, es decir, el que te explica el psicólogo o terapeuta (de muy diversa índole).
Has de perdonar para seguir adelante con tu vida. Y más frases bienintencionadas y así de bonitas que te dicen cuando acudes a terapia.
¿Estoy en contra de este perdón? Pues depende.
El perdonar o no, lo estimo muy personal y como tal creo ha de ser respetado.
Por eso acato si alguien no quiere perdonar. No le digo que debe hacerlo, ni que le hará sentir mejor.
No le miento.
No es verdad.
Si no de seas hacer algo y lo haces no te sentirás mejor. No es cierto.
Para algunas (las molonas) personas del mundo de la psicología, el perdón del que te hablan se refiere a un “corta aquello que te une con lo que (o con quien) te hace daño: sus recuerdos, su influencia, su poder sobre ti…”
Ok, ese perdón me gusta pero soy incapaz de llamarlo perdón.
Tantos años escuchando (por suerte, no en casa) lo de poner la otra mejilla, se me hace raro entender que “mi perdonar” pueda ser también eso, por lo que yo no les pido a mis consultantes que perdonen a lo loco, les pido que intentemos: “cortar aquello que les une con lo que (o con quien) les hace daño: sus recuerdos, su influencia, su poder sobre ellos..”
Supongo que es cuestión de semántica, pero para mí es importante.
Podría llamarle perdón *hereje
No creo que perdonar sea sano.
O insano.
No creo que perdonar este bien.
O mal.
No creo que perdonar te haga mejor persona.
Ni no perdonar, peor.
Lo que si creo es que estoy hasta el moño de que siete mil millones de personas tengamos que proceder en la vida de la misma manera.
«El infierno no existe, señora. Así que dejémonos de monsergas y haga usted lo que le haga feliz (con el sano límite de no herir a los demás).
Si no quiere perdonar a su vecina por hacerle la puñeta, ¡no lo haga!
Mándela al carajo (de la forma que usted elija) y luego pase de ella olímpicamente y siga con su vida.
Quizás más adelante cambie de opinión, o no. Y necesite perdonar. O no. Y si lo hace será con su manera de perdonar, su estilo, señora, su estilo de perdón único y genuino que le hará volver a su vida con la alegría de siempre.»
Para mi esa es una forma tan válida como quien se acerca a la susodicha y le dice, con tono evangélico: Manolita, me has hecho la puñeta, pero te perdono.
¡Sé feliz! Y no te compares.
Por favor, dejemos de creer (de una marditau vez) que sólo hay una manera de hacer (bien) las cosas.
Hay quien manda al cuerno y se siente regulín, o mal, o requetebién.
Hay quien necesita meditarlo y rumiarlo y sentirse regulín, o mal, o requetebien.
Hay quien necesita tiempo y a quien la sobra.
Hay quien, queridos, no perdona jamás y ahí sigue, tan pichi, y siendo más majo que las pesetas.
Nosotros no somos nadie para ir a decirle que eso esta feo, que de buena persona es perdonar.
De pequeños nos enseñan a pedir perdón.
Bueno, lo intentan, porque mucho adulto se empeña en que niños de 2 años se pidan perdón por haberse lastimado, desconociendo por completo el desarrollo cognitivo y emocional del ser humano.
¿Hay entonces que eliminar el concepto?
No, leches. Hay que explicar lo que es el perdón, hay que alabarlo y hay que predicar con el ejemplo pero he aquí lo importante: con un BUEN ejemplo.
Y esto es que los adultos pidamos perdón si de verdad lo sentimos, si lo necesitamos, si queremos y si nos nace y hacer exactamente lo mismo cuando nos lo piden.
El perdón de postureo es lo peor. Y mucha gente lo pide sin querer, sin pensarlo, sin pensar… Tan solo porque es lo que se espera.
El perdón merece respeto y ya es hora de sacarle de sagrarios y evangelios para traerle al mundo real. Al del ser humano complejo y completo.
El perdón religioso y moralino que aún se usa en demasiados lugares ha hecho estragos.
Ha sometido pueblos.
Ha maltratado esposas e hijos.
A obviado violencias e injusticias.
Ese perdón no me gusta.
Odio ese perdón (¡Que Dios me perdone!).
A mi me encanta que cada uno lo interprete como quiera. Que saque de él el rendimiento que le haga feliz, que lo utilice como le haga sentir bien y sobre todo, que le sirva para seguir adelante.
Si esto se mostrara así a los niños desde pequeños nos asombraría el uso tan perfecto que harían del concepto. Sin pamplinas, sin aprender “a quedar bien”. Sería todo empatía y respeto.
Confiamos tan poco en ellos…
No has de perdonar a nadie si no quieres. Si no lo sientes, si no te nace, sino te hace bien.
Seguirás siendo una persona maravillosa y buena. Destierra lo contrario de tu mente.
Has de ser feliz.
Y a los que te hicieron daño, que les zurzan. O no. Eso es solo cosa tuya.
Y mía, si me dejas.
*Hereje, del griego ereticós (airetikós): actos que van en contra de lo establecido, que se salen de la norma.
Voy a registrarlo porque me ha molao un puñao el concepto.